Rin x Len Capitulo 5: Mis sueños, tus sueños, nuestro destino
Una figura sola y pensativa se encontraba recostada debajo de la sombra de un inmenso y centenario árbol, en sus oídos aun le resonaba esa conversación rápida pero dolorosa para él, egoísta y codicioso se sentía, tenía a su poder aquello que deseaba, pero al mismo tiempo prohibido, sabía que sus acciones eran erróneas pero ya estaba hechizado por aquella magia negra que controlaba su corazón, cometió un pecado, el cual ahora tendrá que sufrir las consecuencias, quiso luchar contra lo normal, contra lo obvio, contra la sociedad, pero ha visto que esta guerra que empezó la ha perdido sin remedio alguno, intentando avanzar por un camino oscuro donde no hay final, donde no existe el perdón, allí esta él, avaricioso, por querer tenerlo todo, ahora ve que su hermana no le pertenece, nunca le pertenecerá, es una pequeña y tímida paloma encerrada en una jaula que él mismo creó, y tiene que reunir la suficiente fuera para dejar que ella vuela, vuela muy alto hasta llegar al sol, para que sea feliz y que pueda vivir acuerdo con la leyes que Dios dicto, leyes que nadie puede contradecir, y aún menos él, alguien tan insignificante. Rabia recorre todo su cuerpo, él lo sabía, pero no quería aceptarlo. El chico cerró los ojos y recordó detenidamente cada palabra de aquella cruel conversación.
-Rin ¿A qué edad te quieres casar?
-Mmm… No sé, es algo con lo que nunca he pensado
-¿Nunca has pensado en el día de tu boda, cuál será el chico que te estará esperando en el altar con una sonrisa amable y afectuosa la cual tú serás la dueña de esta?
-La verdad es que no, nunca he planeado casarme
-¡Venga ya! Estoy segurísima que alguien, ahí afuera, te está esperando, espera ansiosamente conocerte y amarte, alguien que solamente existe por ti ¿De verdad que nunca has pensado en algo así?
-No creo en estas cosas, el destino es algo misterioso
-¿Y los sueños?
-Los... ¿Sueños?
Conversación inocente y habitual entre dos chicas de instituto, eso le hizo volver a la realidad, su hermana tiene derecho a unos sueños, a vivir con alguien que la ame de todo corazón y que sea permitido, una amor fácil pero sincero, su amada nunca ha tenido esa felicidad, porque él impidió que la tuviera ¿Cómo no se había podido dar cuenta antes? Era una barrera que impedía que su gemela avanzara, que encontrara a esa persona especial, él no era digno de ocupar ese lugar, es verdad, por su culpa ella nunca pudo soñar con su boda perfecta, con el chico ideal, él solo es un estorbo, tiene que dejar libre a su hermana, tiene que hacerlo, es su deber como hermano y como amado.
-¿Len?
El chico rubio se sorprendió al oír esa voz tan familiar, rápidamente dirigió su mirada hacia el origen de ese sonido tan nostálgico.
-¡¿Gumi?!
Una gran sonrisa apareció en el rostro del chico de ojos azules, no se lo podía creer, la amiga con la que lo compartía todo estaba allí, su única amiga de verdad, la que lo entendía solo con verlo, que entre ellos no necesitaban palabras, miradas cómplices y traviesas que siempre se estaban regalando uno al otro.
-Bueno ¿Y mi abrazo?
Len se levanto velozmente y se lanzo en los brazos de la chica del pelo verde, los dos cayeron el suelo, pero ese abrazo no se deshizo, tanto tiempo, por fin estaban de nuevo juntos, la persona, la única, que le comprende.
-No contesta ¿Qué le habrá pasado? – Rin continuamente se decía a si misma esas palabras, hacia ya más de dos horas que intentaba contactar con su amiga, pero nada, era como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra, estaba preocupada, odiaba sentirse así, no entendía porque alguien como ella se tenía que preocupar de los demás, la hacía ver débil y eso era realmente horrible. Se apoyo en su mesa y observo como sus compañeros poco a poco iban dejando atrás la escuela, y que las voces y el revoloteo que poco antes se oía ahora lentamente iba desapareciendo del mismo modo en que el sol se escondía detrás del mar y dejaba lugar a la temible y fría noche. Se resignó y decidió regresar a casa, con esa intención empezó a recoger cada una de sus cosas mientras la escuela cada vez se hacía más silenciosa, un escalofrió recorrió todo su cuerpo, salió fugazmente de su clase y se dirigió a las escaleras con paso ligero, pero entonces delante suyo apareció una figura que la hico cambiar de opinión rápidamente, ante ella se encontraba la chica del pelo azulado, estaba sudada y algo agotada.
-¡Miku!
La chica le sonrió, Rin estaba desconcertada ¿Dónde había estado durante todo el día?
-Rin… ¿A que me acompañas a clase?
Rin no se pudo negar ante esa situación, de repente un extraño presentimiento recorrió todo su cuerpo, tenía la sensación de que algo había regresado, un hecho que nunca tenía que haber existido, un sinfín de preguntas para resolver. Pero al cabo de unos segundos decidió olvidarse de estos sentimientos que raramente se habían infiltrado en su alma, y por su propia voluntad decidió olvidarse y prestar atención solamente a esa amiga agotada que ahora se encontraba en sus brazos.
-Sueños y destino ¿Qué son exactamente? Desconozco la respuesta, pero, si realmente existen quiero que ella los disfrute al máximo. –Decía con tono monótono el chico de pelo rubio.
Len y Gumi se encontraban uno al lado del otro, ella le miraba gentilmente, y él observaba como el cielo iba oscureciendo, tenía la mirada perdida esperando una de las ingeniosas respuestas de su amiga.
-Realmente la quieres proteger, pero la manera en que lo hagas solo tú debes decidirlo, dolor, amor ¿Cuál es la diferencia? Puede que sea en la manera en que vives un romance, o puede que simplemente los humanos tenemos el arte de resignarnos y conformarnos con una vida llena de sufrimiento, tú decides cual quieres que sea tu destino que sean tus sueños, pero a tu querida hermana nunca le podrás dar ninguno de estos dos regalos, porque es ella que decide qué hacer con ellos.
El silencio reino largo tiempo, mientras que dos almas se encontraban perdidas ante un mundo raro e extravagante, doloroso pero a la vez placible, nadie sabe exactamente lo que son los sueños o el verdadero significado del destino, pero una cosa es segura, nuestras decisiones marcan nuestra vida, es algo muy obvio que nadie pondría en cuestión.
Len se alzo y miro fijamente los ojos verdes de su compañera, Gumi le correspondió con una amable sonrisa, el chico de los pelos de oro cerró los ojos por unos instantes y segundos después dijo:
-Gumi, acepto, quiero ir a Francia.
El rostro de Gumi estaba lleno de confusión y de asombro, ese chico había aceptado irse y dejarlo todo, esa proposición que tiempo atrás le hizo para que pudiera intentar avanzar en un mundo alejado de su hermana, esa proposición, ahora se había convertido en una forma de huir para dejar que la chica de ojos azulados, la chica que él amaba, pudiera ser libre, lo hacía para protegerla, sentía admiración por ese chico, pero a la vez lastima, y no sabía si considerarlo un cobarde o un héroe.
-¿Estás seguro?
-Sí
En ese mismo instante una pequeña y frágil lagrima baño el rostro perfecto de la chica rubia, de repente muchas dudas vinieron en ella, quería huir de esa sensación tan horrible pero se encontraba prisionera de estas.
-Rin… ¿Qué pasaría si te dijera que un gran misterio se levanta ante ti?
Miku tenía la mirada perdida, su agotamiento y su odio hacia el pasado le habían hecho perder la racionalidad, cada vez sentía con más fuerza como si una extraña pero intensa energía caía encima suyo, era una sensación desagradable que la condujo al mundo de los sueños. Rin se quedo contemplando a su amiga preguntándose ¿Qué se refería con un gran misterio? ¿Y esas lágrimas que surgieron en mí?
Dos almas unidas por un destino creado por el demonio, se encontraban ahora perdidas en la oscuridad, una intentando tomar una decisión que creía correcta, y la otra persiguiendo las respuestas de sus preguntas. Pero aún desconocen el futuro, un futuro muy incierto en el cual los verdaderos sueños aparecerán y el verdadero destino surgirá.