Rin x Len Capitulo 4: Pasado y reencuentros
Recostada en la cama, pensativa, sin aliento, se encontraba Rin, apretando con fuerza su almohada, sus mejillas estaban rojas con el simple hecho de recordar lo sucedido esta noche, era como una naufraga perdida en los inmensos sentimientos, poderosos y indestructibles que sentía por ese chico rubio que se encontraba dormido a pocos metros de dónde estaba ella.
Los rayos del sol iluminaban intensamente a una chica de cabello verde, miró el reloj, llegaba tarde, cogió rápidamente el móvil y marco un número, en pocos segundos una voz dormida sonó desde el otro lado de la llamada:
-¿Si?
La chica del pelo verde sonrió tiernamente y respondió:
-Ya he llegado, mi pequeña Rin.
Rin dio inmediatamente un salto de la cama, sus ojos se abrieron, en su rostro se veía claramente una expresión de sorpresa pero a la vez una gran alegría recorría todo su cuerpo, con unas ganas terribles de gritar. Tiempo, tanto tiempo sin estar al lado de aquella dulce figura de pelo y ojos verdes, del color de la esperanza, su sonrisa siempre le provocaba tranquilidad, sus abrazos le daban esa calidez tan especial, tan única, tan apreciada por la chica del pelo rubio, nunca ha podido olvidar los días al lado de esa chica, esos días de infancia en los que su rutina consistía en ir a la escuela y después pasarse la tarde disfrutando de la compañía de su amado hermano y de su preciada amiga. Siempre había deseado poder volver a esos días, y cuando lo pensaba una tristeza inundaba todo su ser, y sentía como un gran peso caía encima suyo destruyendo todas sus fantasías todas sus esperanzas.
La puerta de la habitación de Rin se abrió de un golpe, y apareció la bella y perfecta figura de su gemelo, que la contemplaba fijamente con una mirada afectuosa y una sonrisa que provocaba que el corazón de la chica de pelos dorados empezara a latir sin remedio alguno. Len se acercó a ella, y le dio un cariñoso y mágico beso, en ese momento no habían dudas, ni temores, solo había un sentimiento extraño e inexplicable que hacía que toda posibilidad de existencia de miedo, desapareciera instantáneamente.
Rin, al oír los gritos que provenían del otro lado de la llamada la hizo volver a la realidad, se daba cuenta de que su gran amiga estaba en su ciudad, y que dentro de poco la podría volver abrazar, tenía unas ganas increíbles de fundirse en ese abrazo que hacia tanto que deseaba tener, quería sentir de nuevo su gentil voz, sus tiernas manos, quería volver a ver esa figura tan animada y alegre que hacía que sus días tristes y lluviosos se convirtieran en días iluminados por los cálidos rayos del sol. En seguida la rubia le contestó:
-¿Cuándo te podre ver?
La chica de pelo verde sonrió satisfecha por haber conseguido que su amiga le volviera a prestar atención y dijo:
-Eso no importa, te dejare que con las ansias de saber, te amo mi muñequita.
Entonces la mujer, el cual su pelo era del color de la esperanza, puso punto y final a la llamada telefónica. Ahora se encontraba en el interior de un coche, tenía la cabeza apoyada en la ventana con los ojos cerrados, oía el sonido de la radio, ahora emitían las noticias, siempre las encontró aburridas, estaba cansada, el vuelo de regreso había sido agotador, estos últimos cinco años los había pasado al extranjero terminando sus estudios en la universidad, mil veces se le había pasado por la cabeza quedarse allí y no volver nunca más a su lugar de origen, el lugar dónde todo empezó, recuerdos rápidos pero intensos pasaban por su mente, y cada uno de ellos era una parte importante de su existencia, en su interior aun había ese misterio que había convivido con ella durante mucho tiempo, esa despedida sin adiós, esas palabras sin sentido, ese rostro frío que no demostraba ni una emoción ni un sentimiento, quería descubrir el porqué de todo, pero sobretodo quería reencontrarse con él, esta vez no se volvería a ir sin las respuestas de todas sus preguntas.
El coche se paró, ya había llegado a su destino, la brisa del mar le rozaba su blanca piel, se puso la mano al bolsillo de la chaqueta y sacó un pequeño colgante en el cual había gravado su nombre: Gumi. Lo estrecho fuertemente contra su pecho, aun recuerda ese día de verano en el que él se lo regaló, tenía una sonrisa tan linda, tan hermosa, esa sonrisa que ansia ver, que tanto ama. Con pasos firmes se acerco a la orilla del mar, se descalzó y con sus pies frágiles ahora desnudos, notó la fría agua salada del mar, se estremeció, pero le encantaba esta sensación, su alma estaba llena de inquietud, había regresado y a partir de este momento no tenía ni idea de lo que le podría llegar a suceder, dominada por la incerteza se encontraba esa bella figura. Alzo la vista para observar el bello y inmenso cielo azul, decorado con nubes tan blancas como la nieve, y entonces todo su cuerpo se estremeció al mirar el reloj, ya era muy tarde, y su cita aun no había llegado, al pensar en la posibilidad de que no se presentara le provocaba que una gran inquietud rozara a esa alta y esbelta figura.
La chica del pelo azulado salía corriendo de su casa, se había dormido, esas eran los consecuencias de quedarse casi toda una noche en vela pensando en sus idioteces, cogía el recorrido de siempre para dirigirse hacia la escuela, pero hoy haría una excepción, hoy no podía dirigirse al destino que hacia normalmente, esta vez era diferente, se paró en una esquina y apoyo su cuerpo en una pared, con su mano rozo su frente sudada y a sí misma se pregunto: ¿Estará bien volverla a ver? Cerró los ojos, su alma estaba dudando, pero sabía que tenía que hacer lo correcto aunque temía el desenlace del encuentro con aquella persona. Volvió a correr, pero ahora más deprisa, por la calles solitarias, en su mente solo había la figura tierna de ese ser, que seguramente estaría esperándola en el lugar donde se conocieron, estaba a pocos segundos de rencontrarse con el mayor fantasma que le haría recordar su duro e impetuoso pasado.
Gumi, temblaba, tenía algo de frio, pero no le importaba, tenía fe en que aquella diminuta persona vendría a por ella, confiaba plenamente en eso. Unos brazos rodearon gentilmente la cadera de la chica del pelo verde, y una dulce voz dijo: Tiempo sin vernos. Gumi sorprendida y alegre se sentía, entonces se giró y vio el pequeño y dulce rostro de la chica del pelo azulado que estaba adornado con una tímida pero a la vez divertida sonrisa. Gumi se acercó a ella y la besó a la mejilla:
-Sí, es cierto –Dijo esta última.
Miku se alejó de Gumi y se sentó en la fría arena contemplando cómo la mañana bañaba ese paisaje solitario:
-Sabia que este momento tenía que llegar, no lo podía evitar, sé que no puedo volver atrás, nos dijimos cosas que nos hicieron daño – Respondió Miku con un tono triste.
-No… solo me querías proteger
Miku se giró para observar a su querida amiga y a la vez rival Gumi. La chica del pelo azulado movió lentamente sus pies en muestra de inquietud, pero en pocos segundos su dulce voz volvió a hablar:
-Me gustaría que algún día el perdón sea la cura de nuestro dolor, con mis propias manos voy a intentar que esos días de felicidad regresen, y convertirme en el viento de tus alas, sé que no puedo corregir mis errores, forman parte de mi, pero soy consciente del daño que causaron, por eso he venido hoy.
Gumi se sentó al lado de su compañera, le cogió la mano en muestra de comprensión.
-No me hagas reír – dijo la chica del pelo verde – Ya no puedo odiarte más por aquello, no puedo hacerlo aún cuando conservas esta sonrisa, por eso es que yo te doy las gracias por todo lo que hiciste por mí, no te sientas culpable, las coses ocurren por alguna razón, solo me quisiste proteger, pero aún así sabes que mi corazón siempre pertenecerá a la persona que más daño me provoco, es un amor incondicional, que voy a recuperar, por eso te digo que por favor acepta de nuevo mi amor, acepta de nuevo este regalo que te doy, acepta mi corazón, amiga.
Un pasado, una tragedia, una amor en común, hechos erróneos, que por la resta de la eternidad no se podrán cambiar, esas dos almas que durante años estuvieron llenos de rencor tienen que empezar a reconstruir sus vidas, una luchara por conseguir aquello que en el pasado no pudo, otra se resignara y empezar a vivir una nueva oportunidad basada en una simple cosa, en el querer vivir un vida hecha por ella, nuevos recuerdos quieren crear, pero siempre tendrán en su corazón aquel pasado oscuro e misterioso, pero a la vez feliz y ingenuo.
Ese pasado nunca debe revelarse, nunca, tiene que permanecer a la oscuridad, sobre todo para aquella niña de pelos de oro que ama con tanta locura a aquellos dos individuos, que durante tanto tiempo habían sido perseguidos por el sufrimiento.